martes, 31 de agosto de 2010

"Julita" (4ta parte) -El hospital-

Querido diario. Hola, soy julita. Tengo muchas cosas para contarte. No todas son cosas lindas. Anoche paso algo muy feo y hoy estamos en el hospital.
Anoche mucho después que Héctor  se haya ido llegó mi papa. Yo estaba en la habitación leyendo mi libro de la naturaleza. Tenía muchas fotos lindas de animales y plantas.  Escuche que había venido papa pero no salí de la habitación para saludarlo, porque es tarde ya, y se suponía que ya tenía que estar dormida. Después empecé a escuchar que discutían. Papa tenía la voz ronca. Hablaba muy fuerte. Se notaba enojado por algo.
Empecé a prestar más atención. Quería saber porque se estaban peleando. Me acerque un poco más a la puerta así escuchaba un poco más de cerca.
-Te digo que no paso nada. Solo es un amigo- decía mama.
-Un amigo, si claro. ¿Vos que pensarías si llegas a tu casa y  encuentras la ropa de alguien más? No soy estúpido. ¿Qué hacia acá?
-Te estoy diciendo que nada. Solo una cosa del trabajo. Teníamos que hacer un informe. No nos quedó tiempo en la oficina.
-No te creo nada. Me tienes cansado con estas cosas.
-¿Yo te tengo cansado? Vos llegas a la hora que se te canta y yo te tengo cansado a vos.
-¿Por qué estabas sola con él? ¿Por qué no le dijiste a julita que se quede con ustedes?
-¿De qué estás hablando?
-Sabes muy bien de que te estoy hablando
-No te entiendo. Ya no puedo más con esto. Estoy tan cansada. Ya no da para más - mama empezaba a cambiar su voz. Creo que estaba por llorar.
-¿Estas cansada? ¡Yo estoy cansada! No te soporto más.
Mama estaba gritando. Después se escucho un golpe fuerte y dejo de gritar. Yo me metí rápido en la cama y me hice la dormida. Estaba muy asustada. No entendía nada de lo que estaba pasando. Era todo muy raro.
 Después me puse muy mal. Yo también estaba cansada de estas cosas. Nadie me tenía en cuenta. Nadie se preocupa por Julita. Agarre la almohada. Tenía ganas de romper cosas. La sacudí. La tire al piso y después empecé a pegarle. No me gustaba hacer esas cosas pero se sentía muy bien. Yo también empecé a gritar después.
Valentino empezó a gritar. Ya no soportaba el dolor de cabeza. Me estaba estallando. Estaba temblando tirada en el piso junto a la almohada. Las lágrimas me caían de la cara. No podía creer que después de semejante griterío ni papa ni mama entraran en la habitación para ver como estaba.

Cuando me desperté estaba acostada en un banco. Con la cabeza apoyada en las piernas de la abuela. Me levanté. Estábamos en un pasillo grande. Todo pintado de blanco. La gente iba i venia. No había mucha pero la que estaba pasaba rápido. Parecían estar muy ocupados. Se sentía un olor raro también. Como metálico.
-¿Donde estamos abue?- le pregunté. Ella estaba despierta. Pero tenía cara de enojada.
-En el hospital. Tu mama está siendo atendida.
-¿Por qué? ¿Qué le pasó?
-¿No recuerdas lo que pasó anoche en tu casa?
-No. Solo que mama y papa discutieron.
-Ya veo-  Su cara cambio un poco. De parecer estar enojada ahora parecía triste. Me miraba como si fuera un extraño. Me pregunté qué tan mal estaría mama para que la abuela se preocupara tanto.- Tu mama tuvo un accidente aparentemente. Esta internada para ver si se mejora. El médico la está cuidando ahora.
-¿Pero va a estar bien? Tengo miedo abue ahora.
-Va a estar bien mi amor. No te preocupes- No pudo terminar de decir eso y se largo a llorar. Se levantó.-Perdón mi amor, perdón. Ahora vengo no te muevas de acá- Se tapaba la cara con ambas manos. Se dirigió un poco más allá del pasillo. Todavía podía verla. Se recostó sobre la pared y seguía con la cara tapada con las manos.
El pasillo comenzaba a llenarse con más gente. Pasaba inmersa en sus propias preocupaciones. De vez en cuando alguno se quedaba mirándome como si me conociera. O como si tuviera algo raro en mi cara. Al principio me pareció divertido, pero después no me gustó nada. Cada uno que pasaba me miraba de arriba abajo. Me pregunté en donde estaría mi papa. Debería estar muy preocupado. Seguramente estaba con Valentino. El era muy chiquito para venir a un hospital. Hasta yo, que soy más grande que él, me siento un poco extraña en este lugar.
Pasó una mujer con delantal rosa y me sonrió. Cuando llego a donde estaba la abuela parada se quedó hablando con ella unos momentos. Después la mujer del delantal rosa saco su teléfono celular y llamó a alguien. Hablo por unos minutos. Se despidió de la abuela y siguió su camino. Un doctor que venía caminando se detuvo en donde estaba la abuela y se quedó hablando con ella también. Era alto con el pelo cortito, tenía un delantal blanco hasta la rodilla, y le colgaba del cuello un aparato de doctores. Cuando termino de hablar la abuela vino hacia mí.
-Tengo buenas noticias julita. Tu mama está bien. Quizá hoy ya puede volver a casa, pero todavía no es seguro. Si se tiene que quedar acá otra noche te quedas en casa con la abuela. Y mañana la venimos a visitar.
-¡Qué bueno abue! ¿Y la puedo ir a saludar a mama ahora?
-Todavía no mi amor. Esta durmiendo. Tenemos que dejarla descansar. Los médicos la están cuidando muy bien.
-Estoy aburrida abue. No sé qué hacer.
-Ahora en un ratito te llevo a casa y tomamos la merienda.
-Bueno.
Le sonó el celular a la abuela. Lo saco de la cartera y lo miró. Era un mensaje porque no contestó. Se quedo un segundo leyendo y luego lo volvió a poner en la cartera.
-Ahora vengo julita. Voy a comprar un alfajor y un té. ¿Te traigo algo para comer antes de que vayamos a casa?
-Sí, un alfajor quiero abue.
-Bueno, ahora vengo. Quédate acá. No te muevas.
Justo cuando estaba llegando al final del pasillo y doblo para el lado de la escalera apareció Héctor.  Se dirigió hacia mí y se sentó al lado mío en el banco.
-Hola julita
-Hola Héctor. Qué lindo verte. ¿Qué haces acá?
-Pasaba por acá. Contáme Julita. ¿Qué pasó anoche? ¿Sabés por qué estas en el hospital?
-Mi mama tuvo un accidente en casa mientras dormía. Creo que se cayó o algo.
-¿No te acordas lo que pasó anoche?
-No. Solo que mama y papa pelearon un poco. Pero después me quede dormida me parece. Porque no recuerdo más nada. Me desperté acá junto a la abuela.
-¿Hay alguien más acá con nosotros?
-Mi abuela. Pero se fue a comprar dulces.
-¿Te acordas que día es hoy?
-Sí. Domingo. ¿Porque me estás haciendo todas esas preguntas? No entiendo.
-Nada julita. No te preocupes. Cosas mías. Me alegra a verte visto hoy. Seguramente te veré mañana o pasado a la salida del colegio. ¿Qué te parece?
-Quédate un rato más. Ahora viene la abuela.
-No puedo. Tengo cosas que hacer. Otro día me quedo.
Me dio un beso en la mejilla y se fue. Entonces te saqué de mi mochila y empecé a escribir. La abuela no viene más. Está tardando mucho. Tengo muchas ganas de ver a mama. Pero la abuela dice que todavía no puedo porque está durmiendo.  Cada vez que aparece Héctor estoy sola. Así claro que van a pensar que tengo un amigo invisible. Pero yo sé que no lo es.

Ahí viene la abuela. Chau diario hasta la próxima.

.....continuará.....

martes, 24 de agosto de 2010

"Julita" (3ra parte) - Mama y Hector-

Querido diario, hola, soy yo, Julita. Hoy te escribo para contarte que al final mi amigo Héctor conoció a mi mama.
El me había dicho que no quería conocerla, pero parece que después quiso, porque hoy a la tarde estuvo en casa.
Todo empezó a la salida del colegio, al mediodía. Mama me paso a buscar. Tarde, como siempre.
Para colmo me re aburrí porque Héctor no había venido a charlar con migo.
No es que todos los días viene, últimamente venia cada dos días más o menos.
Pero estos últimos días no vino ninguna vez. Capas que está ocupado.
No lo sé.

-Hola mi amor. ¿Cómo te fue hoy en el cole?- me preguntó mama cuando llego a buscarme. Ya eran casi las dos y media.
-Bien. ¿Por qué tardaste tanto? Me re aburrí acá sola. Hoy no vino Héctor.
-Llegue tarde porque te iba a venir a buscar tu abuela. Pero a último momento me llamo diciéndome que no puede cuidarte. Así que te quedas con migo. Y no existe el tal Héctor. Deja de inventarte gente.
-¿Por qué nos iba a cuidar la abuela hoy?- yo estaba atrasándome porque mi mama caminaba cada vez más rápido.
-Porque sí. Tengo cosas que hacer.
-Tengo hambre.
-Camina más rápido entonces. Ya casi llegamos. Ahora te preparo algo.

Cuando llegamos a casa me preparó unos fideos con manteca. Estaban medio duros, pero no le dije nada porque no le gusta que le critiquen la comida. Solo papá lo hace. Después mama me mando a dormir la siesta. Yo odio dormir la siesta. Pero me encerró en la pieza y me dijo que me duerma. Valentino no estaba en casa porque tenía una excursión con el cole y llegaba re tarde. Al final como estaba aburrida me acosté y me quede dormida. Cuando me desperté escuche voces en la cocina o el comedor. Golpee la puerta para que mama me abriera, porque tenía muchas ganas de hacer pis.
-Quiero ir al baño ma. Abrirme.
-Ya te abro, espera. Tardo unos minutos. Y volvió para abrir la puerta.-Andá al baño y volvé a la pieza, que estoy muy ocupada y no quiero que me interrumpan.

El baño esta justo al lado de la puerta de mi pieza. Hay como un pasillo. Enfrente de mi habitación está la de mama y papa. Y a la izquierda está el baño. A la derecha está el living comedor y la cocina separados por unas casi paredes. Mama dice que se llaman arcadas. Cuando salí para el baño mire de reojo para ver quien estaba en el living. Y ¿a que no sabes quién era? HECTOR! ¡Héctor estaba en mi casa hablando con mi mama! No lo podía creer apenas lo vi. Pensé que era un espejismo o algo así. Pensé que todavía seguía dormida y que me lo estaba imaginando todo. Entonces me pellizque el brazo y me dolió. Entonces era verdad. Estaba sentado en uno de los sillones del living. Estaba solo, mama seguramente había ido a la cocina. Al principio no me vio. Así que le hice señas desde el pasillo de las habitaciones. Movió un poquito la cabeza y entonces me reconoció. Yo pensé que se iba a levantar a saludarme. Pero se quedó mudo y blanco como una hoja de papel. Estaba inmóvil ahí sentado. Me miraba como si yo fuera un fantasma o algo así. Era re raro. Porque el siempre era re bueno con migo. Siempre me saludaba con un beso y un abrazo de oso. Me acerque para saludarlo. Pero antes de que me pudiera acercar mucho más me detuvo haciendo una señal de negación con la cabeza.

-No deberías estar acá Julita. Volvé a tu habitación.
-No entiendo Héctor. Me dijiste que no querías conocer a mi mama. ¿Que haces en mi casa? No me contesto inmediatamente. Se tomo un rato para pensar que decirme. Como si estuviera inventando una escusa. Seguramente había venido a hablar con mi mama para decirle que no me iba a llevar a jugar con su hija. Me sentí tan furiosa en ese momento porque no había venido a visitarme a la salida del colegio por un montón de días. Ya hora estaba en mi casa y ni siquiera me quiso saludar.
-¿Esa es tu mama? No sabía. Es una buena noticia. Porque somos compañeros del trabajo. Quiere decir que ya nos conocemos julita. Ahora le voy a contar sobre mi hija. A ver si te deja ir a jugar con ella. ¿Qué te parece?
-¡Me parece genial! ¡Y yo que pensé que le venias a decir que no me ibas a llevar!
-bueno, ahora volvé a tu cuanto. Que tu mama y yo estamos ocupados con algo del trabajo. No la hagas enojar. Otro dia de estos paso a saludarte a la salida del cole.
-Chau Hector.

Fui al baño y después volvi a mi habitación. Ya era un poco tarde y seguían hablando. Algunas veces distinguí mi nombre. Me pregunté que estarían hablando de mí. Y por qué al enterarse de que era yo era la hija de mi mama no me dijo que me quedara para hablar los tres. Ya sé que estaban hablando de cosas del trabajo pero después podíamos tomar la leche todos juntos. Más tarde se abrió la puerta y entro Valentino. Ni me saludo y se puso a jugar con los autitos.


...continuara...

martes, 10 de agosto de 2010

"Julita (2da parte) -El amigo invisible-


Querido diario, hola, soy yo, Julieta. Esta es la segunda vez que te escribo, espero que no te hayas aburrido, porque tarde en volver a hablarte. Hoy quiero contarte que mi mama se cree que tengo un amigo invisible. Eso es re de nena chiquita, y yo ya soy grande. Mi amigo se llama Héctor, es un señor grande, que se queda charlando con migo cuando salgo del cole mientras espero a mi mama que me pase a buscar. Ella se cree que es invisible porque él se va antes de que ella llegue, y nunca lo pudo conocer. No me cree que se queda hablando con migo. Es muy bueno, siempre me trae algún regalito. Hoy por ejemplo me regalo un chupetín de esos que le metes el dedo adentro y salen por el otro lado. Re rico. El otro día me dijo que me iba a invitar a jugar a su casa, porque tiene una hija de la misma edad que yo, y que tiene un montonazo de juguetes, y que no tiene a nadie con quien compartirlo porque es hija única. Me dio lastima, pobre. Yo tengo a Valentino, aunque me hace enojar casi siempre. Pero siempre jugamos juntos. Debe ser feo estar todo el día en casa sin nadie con quien jugar.

-¿De donde sacaste la plata para comprar eso?- me preguntó mama cuando llego a buscarme al cole. Yo estaba sentada sobre un banquito al lado del pasto de la entrada del colegio.
Eran como las dos de la tarde, yo salgo a la una del cole, y me quedo charlando con mis amigas hasta que se van con sus papas. Y después me siento en ese banquito hasta que llegue mama. Y casi todos los días viene Héctor a charlar con migo para que no me sienta sola, y se va un ratito antes de que llegue mama.
-Me lo regalo Héctor- le dije mientras trataba de limpiarme lo pegajoso que me había dejado el chupetín en los labios con la manga del guardapolvo.

-No te limpies con las mangas, que está limpio todavía, no te lo pienso lavar otra vez. ¿De nuevo con ese amigo invisible tuyo? Los amigos invisibles no compran chupetines. ¿Otra vez me agarraste plata del monedero antes de salir de casa? Te dije que no hagas eso. Aparte no es hora de chupetín, hay que almorzar- me agarro la mano, y me bajó del banquito. -Dale vamos que es re tarde.

-No es un amigo invisible mama, cuantas veces te lo tengo que decir. Es un señor que habla con migo mientras te espero. Es re bueno, me dijo que un día me va a llevar a jugar con su hija, que tiene mi edad.

- Si si claro. Bueno dale camina rápido que tengo que llegar a casa. Hoy te va a cuidar la abuela.

A mí me encanta cuando viene la abuela a casa. Porque a la tardecita se acuesta dormir la siesta y con Valentino podemos hacer lo que queremos, porque no se despierta por nada del mundo.

Hoy agarramos la harina que había en la alacena y jugamos a la masa. Me re divertí. En un momento Valentino agarro un poco de masa pegajosa y trato de pegármelo en el pelo. Pero no podía agarrarme y en un momento se cayó. Le quité la masa de la mano y se la pegue yo en el pelo a él. Estuvo como media hora debajo de la canilla del baño para que se le fuera. Igual no le quedo bien el pelo. Después miramos un rato los dibujitos y jugamos a los Power Ranger. Yo era la rosa y él era el azul. Como siempre, yo le gané. Después jugamos a la mancha, pero Valentino venia corriendo y se resbalo con un pedazo de masa que quedaba en el piso y se cayó. Empezó a gritar y la abuela se levantó. Cuando vio el lio que habíamos dejado se enojó y nos hizo limpiar todo. Yo estaba re enojada, todo por culpa de Valentino.

Bueno, pero te estaba contando de mi amigo Héctor. Hoy cuando me trajo el chupetín se quedo con migo un montón de tiempo. Porque mama no venia más.

-¿y te gusta jugar con muñecas?- me preguntó.
-No tengo muñecas- le dije- mama nunca me compro ninguna. No es que me re interesen tampoco.
-Mi nena tiene muchas muñecas. Cuando vengas a casa vas a poder jugar con ella. Se van a re divertir. ¿Cómo te fue en el cole hoy?
-Bien, estamos aprendiendo a hacer cuentas. Es un poco difícil para los demás chicos. Pero yo hice todo rápido y me puso un muy bien diez.
-¡Qué bueno!  Aparte de la nena más linda del colegio, parece que sos la más inteligente también.
-¡No soy la nena más linda del colegio! Y tampoco la más inteligente- me había hecho sonrojar-Hay otras cosas que me re cuestan.  Como dibujo.
-Yo te puedo ayudar con dibujo, me encanta dibujar. Ahora me tengo que ir, ya se me hizo tarde.
-No, esperá. Que ya está por llegar mi mama. Así la conoces. Ella se cree que sos un amigo invisible.
-No no puedo. Me tengo que ir Julita. Y a tu mama no le digas lo que hablamos nosotros. Porque si no se va a pensar que estás loca por tener amigos invisibles. Por las dudas no le digas nada. No hace falta que la conozca, porque yo soy amigo tuyo, no de ella. ¿Somos amigos o no somos amigos?
-Somos amigos.
-¿Y qué te dije la otra vez?
-Que no le diga nada a mama- agache la cabeza.
-Entonces no le digas nada. Yo te dije que no iba a entender. Mira lo que pasó. Le dijiste algo y ahora se cree que estás loca.
-Está bien, no le voy a decir más nada. Pero quédate un ratito mas, así la conoces dale. Porfi.
- Ya te dije que no, estoy muy apurado. Otro día acordarte que vamos a que conozcas a mi nena así pueden jugar juntas. Pero no le digas nada a tu mama todavía porque no sé cuando voy a poder. El mismo día te aviso cuando salís del cole.

Después se fue. Y al ratito llegó mama.



                                                           …. Continuará…….


lunes, 9 de agosto de 2010

"Julita" (Primera parte)



Querido diario, hola, me llamo Julieta, mis papas me dicen Julita, mi hermano me dice julio, a mi no me gusta porque es nombre de varón, pero me parece que lo hace para molestarme nada más. El es más chico que yo. 

Yo nunca tuve un diario, vos sós el primero, y no sé cómo se escribe un diario, nadie me lo explico, así que no te enojes si escribo mal o algo. Mi tía Rosario te trajo el otro día porque cumplí años. Yo casi siempre veo la tele a esta hora, pero mi papi se enojo con mama por algo y tiro la tele del comedor al piso y se rompió, y se llevo la de mi pieza, así que por eso empecé a hablarte, porque estoy muy aburrida. Además como están gritando mucho me hacen doler la cabeza y de esta manera pienso en otra cosa. Mi hermanito está jugando con unos autitos acá cerca de mí. A mí no me gusta jugar con autitos, es cosa de chicos. Las muñecas son cosa de nenas, pero no tengo ninguna, asique a veces leo el manual del colegio. Me gustan mucho las cosas de la naturaleza, y en el manual hay un montonazo de esas cosas. Mi maestra dice que leo requeté bien. Los otros chicos del cole no leen tan rápido como yo. 
Bueno, mi hermanito me acaba de decir que en el diario intimo se cuenta lo que se hiso durante el día. No sé si es así, mañana le voy a preguntar a la señorita. Pero bueno, como no se me ocurre otra cosa para decirte ahora, te voy a contar como fue mi día. 

Hoy es domingo, a la mañana mama nos levantó temprano para llevarnos a la casa de la abuela. Desayunamos leche chocolatada caliente con galletitas de vainilla. Mama estaba con cara de enojada, y la abuela le repetía todo el tiempo que no puede seguir así. La abuela vive sola, porque el abuelito se fue al cielo hace mucho tiempo, desde antes que yo naciera o cuando yo era muy chiquita. Ni me acuerdo de él, solo lo vi en fotos que tiene la abuela en su habitación al lado de la cama. Valentino, mi hermanito, se volvió a dormir, estaba en el sillón de la abuela. Yo puse los dibus en la tele y mi mama y la abuela tomaban mate mientras hablaban. A mí no me dejan tomar mate todavía porque dicen que como tiene yuyos me va a hacer ir al baño todo el día. Igual me parece que no me va a gustar nada porque comparten la pajita y a mí no me gusta tomar de la misma pajita que los demás. Una vez la abuela me quiso dar mate de leche y no quise. 

A veces mientras estaban pasando la propaganda, escuchaba lo que hablaban mi mama con la abuela. Como es de mala educación interrumpir mientras los grandes hablan, yo me quedaba sentada mirando la tele pero escuchaba igual. No entendía todo lo que decían porque como estaba la tele prendida y ellas hablaban bajito para no despertar a Valentino, no escuchaba mucho. La abuela le decía que estaba arta de que pasara esto y mama le decía que estaba cambiando, que ya no lo hacía siempre. 
Un rato después sonó el teléfono. La abuela atendió y no habló nada, solo le pasó el teléfono a mama y dijo: - Tomá, es él.

-Hola- dijo mama. La abuela la miró enojada y se fue a la cocina, estaba preparando la comida. –no, no vengas. No quiero, quédate ahí, ahora estamos por comer. Estoy tan podrida, ni siquiera me llamaste, no dormí en toda la noche. Mas a la tarde vamos. Ahora estoy con mi mama. Los chicos están dormidos no molestes. Anda a dormir queres, que ni articulas palabra-.

Mama empezaba a ponerse mal, yo me di cuenta porque le cambio la voz, siempre que habla con papa por teléfono y pone esa voz después de un rato empieza a llorar, y después me hace llorar a mí, porque me da cosa verla así a ella. No entendí porque le dijo que estaba durmiendo si yo estaba despierta. Pero no pude escuchar mas nada porque la abuela me vino a buscar para que la ayude a poner la mesa. Mama después vino, despertó a Valentino y ayudó a la abuela a traer la comida a la mesa. Había hecho ravioles con salsa. A mí me encantan los ravioles que hace la abuela, son riquísimos. Miramos la tele mientras comíamos. Yo no le quise preguntar a mama nada de papa porque cuando la abuela le preguntó no le dijo nada. Después de comer me agarro sueño y mama nos llevo a la cama de la abuela a Valentino y a mí. Antes de que nos durmiéramos Valentino me preguntó dónde estaba papa y yo le dije que estaba muy cansado y que se había quedado en casa durmiendo. Jugamos a pellizcarnos un rato, después al veo veo, yo ganaba siempre porque elegía cosas que estaban un poco escondidas y que Valentino no las veía desde donde estaba. Después no me acuerdo nada mas asique me parece que nos quedamos dormidos. 

Más tarde ya estábamos en casa con papa, porque nos había ido a buscar a la casa de la abuela. Cuando me levante de dormir mama y papa estaban tomando mate hablando, así que ya se habían arreglado, papa me abrazo fuerte fuerte y me dijo que me quería mucho. Me preguntó que habíamos hecho y le conté de los ravioles de la abuela y de las pellizcos de Valentino y de todo.
La casa estaba toda desordenada así que mama se puso a acomodar y nos pidió que limpiáramos nuestra pieza. Como siempre, las cosas que había tiradas en el suelo eran de Valentino, asique nos peleamos porque él no quería hacer nada. Pero después termino levantando las cosas porque papa lo retó. Después comimos y miramos la tele un rato. Mama quería que ya nos vayamos a costar porque mañana hay que ir al cole, nos dijo que preparáramos el delantal, la mochila y nos vayamos a costar. Mientras estábamos en la pieza escuchamos que mama y papa empezaban a discutir de nuevo, no se escuchaba lo que decían, pero se notaba porque habían subido la voz. Después se escucho un ruido fuerte y yo me re asusté y Valentino también porque gritó re fuerte. Después vino mama llorando y nos dijo que estaba todo bien. Y desenchufo la tele de mi pieza.

-No mama! Quiero ver los dibujitos!- le gritó Valentino que estaba medio llorando todavía por el susto.
-No jodas Valentino, la otra tele se cayó y se rompió y papa quiere ver la tele. Mañana la llevo a arreglar y te devuelvo la tuya. Aparte es muy tarde ya. No es hora para mirar dibujitos, mañana hay cole. Asique a dormir, vamos.

Le puso el pijama, lo acostó en la cama y lo tapo. Le dio un beso en la frente y le dijo que sueñe con los angelitos. Yo no había terminado de armar la mochila, asique me dijo que después venia a darme un beso. Como después seguían gritando, Valentino se levantó y empezó a jugar con los autitos. Y como ya te dije antes, como la tele se rompió y me sacaron la mía, estoy muy aburrida y por eso empecé a escribirte. 

Ahora me agarro un poco de sueño, aparte mis papas ya dejaron de gritar, supongo que se habrán ido a dormir. Valentino se durmió también, ni me di cuenta. Paso un montón de tiempo, debe ser re tarde ya. Bueno, me voy a dormir Diario. Me gustó mucho contarte las cosas. Otro día si estoy aburrida te vuelvo a escribir. 

                                                                                  ...continuará...